Borucas


Los antepasados del actual pueblo Boruca, Brunca o Brunka, como también son conocidos, constituyeron un grupo de pueblos que gobernaron la mayoría de la costa del Pacífico en Costa Rica, desde Quepos, en la actual frontera con Panamá, hasta la península de Osa. Sin duda este pueblo indígena vivió días más gloriosos que los actuales, hoy son poco más de 2.000 representantes de la tribu los que se concentran en la reserva que lleva el nombre de la etnia, en la provincia de Puntarenas, en el cantón de Buenos Aires, y en la vecina reserva de Rey Curré, en el sudeste del país. La Reserva Boruca-Térraba fue una de las primeras reservas constituidas en Costa Rica y fueron declarados terrenos baldíos, tierras comunales, por la Ley general de las tierras comunales, aprobadas por el gobierno nacional de Costa Rica en 1939, haciendo propietarios exclusivos a los pueblos indígenas, y varias leyes posteriores, en 1961 y 1977, establecieron que las reservas serían autonomías y marcaron límites sobre el uso de la tierra dentro de las reservas.

La reserva se extiende por la cordillera de Talamanca, con 138,02 kilómetros cuadrados de extensión, y se encuentra a 120 Km. al sur de la ciudad costarricense de Buenos Aires. Arqueológicamente el pueblo boruca está ubicado en el área cultural conocida como Intermedia, al igual que todas las etnias de Costa Rica, situadas entre las dos áreas de más alta cultura precolombina, Mesoamérica y el Perú. Sus idiomas son el boruca y el español, pero es este último el generalizado en detrimento del materno, el que muchos dicen entender pero no más de la treintena lo hablan con fluidez. El lenguaje de los borucas casi está desaparecido y sólo los mayores conservan y conocen el antiguo idioma perteneciente a las lenguas chibchas. Esta familia de lenguas se extiende por todo el istmo, desde la zona oriental de Honduras hasta el norte de Colombia, entre ellos Nicaragua, Costa Rica y Panamá. El nombre proviene de una lengua extinta llamada Chibcha o Cubun muisca, el idioma que se hablaba en la ciudad de Bogotá cuando la llegada de los europeos; sin embargo, es en Costa Rica, en la frontera con Panamá, donde los últimos datos lingüísticos sitúan el núcleo original del habla chibcha, donde se encuentra la mayor variedad de lenguas derivadas.

La actividad productiva y económica de la reserva está basada principalmente en la agricultura, a pequeña escala, en cultivos familiares. La producción de artesanía es otra fuente importante de ingresos y en la que participan todos los miembros de la familia. Las mujeres borucas aún continúan tejiendo a la manera precolombina, en los telares de cintura, u otras artesanías como las calabazas pintadas. Pero el producto estrella boruca son las mascaras pintadas de alegres colores o en el color natural de la madera de balsa, el material con las que la tallan o fabrican. Las mascaras de los diablitos son el símbolo que identifica actualmente al pueblo boruca, con ellas se representa la Danza de los Diablitos en las Fiestas de los Diablitos, celebrada cada invierno, que representan al diablo estilizado y que son usadas por los hombres en las fiestas. Es teatro indígena en la calle, del pueblo, lo que se pone en escena. La Fiesta de los Diablitos se basa en un conflicto, la lucha de los diablitos contra el toro, un personaje que altera la armonía del lugar con su altanería y simboliza la lucha de los indígenas contra los españoles. La fiesta se desarrolla durante tres días más su víspera, durante la noche anterior el diablo mayor convoca a los diablos a la vida mediante el sonar de su caracol y es la señal que da comienzo a la diversión, donde los jóvenes salen cubiertos por sus mascaras y trajes hechos con sacos de gangoche y la comunidad se vuelca a celebrarlo con tamales, chicha y música. A la mañana siguiente aparece el antagónico toro, personificado en un armazón cuadrado, cubierto de tela y enmascarado, y es juzgado por un jurado popular; el animal lucha durante tres días contra los diablitos y en la última jornada, a eso de las 3p.m., ocurre el momento más importante de la fiesta, el tumbazón, cuando el toro mata a todos los diablitos y en último lugar al diablo mayor, entonces el animal huye y se esconde. A continuación los diablitos reviven como por arte de magia y dan caza al toro, lo capturan y lo queman en la hoguera durante la noche.

Las creencias religiosas de los borucas están basadas en el chamanismo, prácticas tradicionales en la comunicación con el mundo de los espíritus y el chamán es el intermediario, enlace entre este mundo y el otro. Su estructura política depende en cierto modo del poder de un consejo de ancianos, compuesto por los cuatro o seis hombres más viejos de la ciudad, que tienen la autoridad de aceptar o rechazar el nombramiento del oficial de policía nombrado por el gobierno de Costa Rica.














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