OPINIÓN: Los dólares dan tranquilidad, pero el riesgo es pensar sólo en el 2011


17-9-2010 - La importación por persona en la Argentina está a niveles récord. Hoy el promedio de importación por argentino es de US$ 1.200, unos 400 dólares más que en 1998 , cuando la economía crecía y el consumo, de la mano del 1 a 1, parecía no tener límite.

La importación por persona en la Argentina está a niveles récord. Hoy el promedio de importación por argentino es de US$ 1.200, unos 400 dólares más que en 1998 , cuando la economía crecía y el consumo, de la mano del 1 a 1, parecía no tener límite.

El aumento de las importaciones es un reflejo de que hay expansión económica.

Se compra más al exterior para consumir o para invertir .

Y entre celulares, textiles, maquinarias, combustibles, autos, etc., el volumen importado va escalando posiciones.

Pero si una parte de los importados expresa el mayor consumo , otra parte es para cubrir la falta de inversiones destinadas a aumentar la producción local .

Así, de alguna forma, el aumento de las compras al exterior muestra dos caras de la realidad . La reactivación de la economía y la compra de tiempo por parte de los empresarios hasta que el panorama político y económico esté en condiciones de brindar más claridad .

En el pasado, una carrera importadora como la actual podría estar a punto de terminar por falta de dólares, pero ahora las cosas son distintas.

El economista Miguel Bein es uno de los que remarcan que a la Argentina le sobran dólares y que el tema a tener en cuenta es cómo se los gaste .

La siembra de soja, la lluvia, los buenos precios internacionales de los granos como consecuencia de una demanda firme de alimentos a nivel mundial, siguen sosteniendo la carrera .

Hoy se cosechan 40 millones más de toneladas de soja que en 1996 y, a 400 dólares la tonelada de precio promedio, produjeron los US$ 16.000 millones necesarios para aumentar la importación per capita en los últimos años.

Por primera vez en mucho tiempo, el país tiene dólares para financiar el aumento de las importaciones clásico de las reactivaciones.

A partir de los 70, los ciclos de caída de actividad, devaluación, aumento de las exportaciones, entrada de dólares, aumento de actividad y del consumo, terminaban inexorablemente en la falta de dólares que obligaba así a una nueva devaluación .

Después vino la convertibilidad de los 90, que financió el 1 a 1 con la plata que generaron las privatizaciones y nueva deuda.

En algunos de esos años, se alcanzaron récords históricos en venta de autos y actividad y parecía que nunca se iba a acabar .

Pero el mundo cambió, las tasas de interés se dispararon, se cortó el financiamiento y los precios de los granos quedaron por el piso.

La convertibilidad saltó por los aires en 2001 , llegó la devaluación que junto con la inversión que había realizado el sector agropecuario y la mejora de los precios internacionales de los granos abrieron un nuevo escenario, que se prolonga por la demanda sostenida de alimentos por parte de China, India y Rusia.

Los expertos dicen que la fotografía cambiaria de hoy se puede prolongar hasta fines de 2011 y que los dólares no faltarán, pero dependerá de cuántos sean gastados.

Un allegado a Néstor Kirchner cuenta que el ex presidente suele decir que cuando llegó al gobierno había 8.000 millones de dólares de reservas. Hoy hay más de 51.000 y le gustaría saber cómo se arreglaría un opositor si al llegar encontrase los originales US$ 8.000 millones.

Cabe pensar que sólo se trata de un desafío discursivo . Y que Kirchner no dilapidará reservas. Pero, llegado el caso, seguro que está dispuesto a gastar una porción importante de ellas .

La fluida disponibilidad de dólares que, como es sensato pensar, no será para siempre y la reducción del peso de la deuda sirvieron de argumento para que la calificadora de riesgos Standard & Poor’s le mejorase la nota financiera a la Argentina.

Es una buena noticia y demuestra que el mundo financiero tiene menos miedo de que el país deje de pagar su deuda.

Sin embargo, la Argentina sigue pagando caro los incumplimientos de otros tiempos y, también, el discurso desafiante para algunos inversores y la falta de cumplimiento de algunas reglas jurídicas.

La calificación es mejor pero al costo del crédito todavía le cuesta bajar . El país sigue debiendo pagar más de 10% anual lo que a Brasil le cuesta poco más de 5%.

El viento que viene del exterior (buenos precios de granos y tasas de interés bajas) sigue siendo favorable.

Pero un error, más allá de la vertiginosidad con que despunta la campaña electoral para 2011, sería suponer que estas buenas condiciones son para siempre.

Y un riesgo grande es que se actúe pensando en que el país termina con las elecciones del año próximo .

Por Daniel Fernández Canedo - http://www.ieco.clarin.com