Totorames


El grupo indígena totorames habitaba en el valle del río Piaxtla al río de las cañas, en los municipios que hoy se conocen por San Ignacio, Mazatlán, Concordia, Rosario y Escuinapa en el estado mexicano de Sinaloa, hasta el río Santiago en el actual Nayarit. Los asentamientos más importantes del grupo fueron Aztatlán, Sentispac y Chametla, la que antaño recibía el nombre de Chiametlán, su principal señorío.

Los totorames eran agricultores y entre sus cultivos estaban los de maíz, frijol, calabaza y algodón, aunque también se alimentaban de los productos del mar que encontraban en la costa, como camarones, ostiones y algunos pescados; de la sal, además de recolectarla para su propio consumo, hicieron producto de trueque para comercializar con otros grupos vecinos. Conocían la apicultura y recolectaban la miel de las colmenas silvestres, elaboraban cerámica, tejían el algodón, labraban la concha y trabajaban el cuero de venado. De sus artesanías destacaban los adornos de plumas, concha, perlas y caracoles.

Entre las artes de pesca utilizadas por los totorames estaba la que aún hoy se conoce y se practica en algunas comunidades del municipio de Escuniapa y que llaman pesca en los "tapos", que consiste en aprovechar las innumerables entradas de mar que tiene el litoral, donde se forman numerosas lagunas y esteros que se inundan al subir la marea. Los pescadores tapan la boca de la laguna con una cortina hecha de cañas, extendida y atada fuertemente, con la que tapan la entrada de la laguna y esperan a que baje la marea, quedando atrapados los peces y camarones en el estero.

En la costa de Escuniapa se han encontrado grandes depósitos de conchas, especialmente de ostión. Pero además del consumo, los moluscos también le sirvieron como material de construcción. Un ejemplo de ello es la monumental pirámide de concha El Calón, en náhuatl Cali huey, que significa "casa grande", orientada y construida de forma idéntica a los templos indígenas de Mesoamérica. Ubicada en el corazón de las marismas nacionales, en la Laguna Agua Grande, a unos 13 kilómetros de Escuniapa y muy cerca de la frontera sur del estado de Sinaloa. Lo especial de esta construcción es que se levantó con moluscos vivos, almejas, caracoles y ostiones que fueron colocados sin abrir, lo que demuestra que no solo les sirvió para alimentarse sino que también como material de construcción, para lo que fueron transportados hasta el lugar.

Los totorames no eran un pueblo agresivo, aunque en aquel contexto cabe entender que entraba dentro de la normalidad los enfrentamientos que mantenían con otras tribus para defenderse, especialmente de los xiximes de la sierra que, al contrario que ellos, eran un pueblo muy belicoso; conocieron el arco y las flechas, la macana, la rodela y el dardo arrojadizo. Sus caseríos los construían al descubierto, eran precavidos respecto a las inundaciones, aunque al mismo tiempo se exhibían vulnerables ante los ataques de grupos enemigos.

Al contrario que otros pueblos del altiplano, respecto a la urbanización, sus poblados eran conglomerados de chozas dispersas en amplios espacios. No tuvieron una avanzada organización social y política, aunque sí reconocieron el liderazgo de algunos caciques.

El idioma empleado por este grupo extinto era el pirome o pinutl, con afiliación al grupo cora y procedente del náhuatl.

Son pocas las referencias válidas que existen respecto a sus creencias y prácticas religiosas.