Acatecos



El origen étnico de los acatecos es maya, al igual que los achís, aguacatecos, chalchitecos, lacandones, quichés o zutuhiles. Geográficamente se podrían señalar en el mapa en San Miguel Acatán, en el departamento guatemalteco de Huehuetenango, aunque su presencia también se halla en otros territorios pertenecientes al vecino país mexicano, en Chiapas, en el término municipal de La Trinitaria. Estas comunidades acatecas son La Gloria, Nueva Libertad y San Francisco Natsi. La relación con otros grupos étnicos como Chuj, Kanjobal o Mam, es muy directa debida a la cercanía geográfica que los acoge y por tanto por las influencias ejercidas de unos y otros entre sí. Con respecto al idioma, el español bien podríamos catalogarlo de minorías, pues entre el pueblo acateco predomina su idioma propio, el acateco, así como su religión, que aún habiéndose hecho fuerte el catolicismo, como en todos los rincones del continente americano a donde llegaron los colonizadores religiosos, no consiguió erradicar del todo sus creencias ancestrales acatecas, lo que acabó transformándose en una fusión de ritos y deidades, de santos y celebraciones.

Los acatecos han sufrido distintos éxodos o periodos de emigración en su historia contemporánea y están catalogadas en dos: Migración Interna y Migración Externa. La primera de ellas tiene distintas razones por las que se decidieron a emigrar a otros territorios cercanos dentro del mismo país, de Guatemala, las económicas y las guerras internas son las causantes de estos desplazamientos forzosos, por ejemplo a San Antonio Huista, donde podemos encontrar miembros de la etnia acateca así como de los mam. La segunda, la Emigración Externa, es propiciada especialmente por los enfrentamientos armados guatemaltecos en los años 80, los chuj emigraron y la influencia cercana, pues colindan las dos etnias, llevó a los acatecos a emigrar aún en mayor medida, a México e incluso a Estados Unidos, e involucrándose más que sus vecinos en la guerrilla. Cuando regresó la paz a la zona también lo hicieron muchos de ellos, eso sí, ya con nuevas costumbres, tradiciones e ideologías adquiridas. Se calculan al rededor de 9.000, los individuos que conforman esta etnia maya.

Los acatecos son doctos, tienen fama con el trato y la forja de los metales, especialmente con el hierro y el cobre. En San Miguel Acatán se transmite el oficio de herrero de padres a hijos y en la comunidad pueden apreciarse en las casas, las plazas y los parques públicos, la belleza de sus rejas, balcones, faroles, lámparas o aldabones; del mismo modo que en San Antonio Huista, donde se especializaron en las campanas y en los animales de cobre. Pero no sólo de la herrería viven los acatecos, también elaboran otras artesanías como la cerámica vidriada , la fibra de maguey e incluso las velas, en Nentón, donde es apreciada su elaboración. La comunidad acateca se coordina para llevar a cabo la creación y comercialización de sus productos artesanos y agrícolas, en especial en la región de la Sierra de los Cuchumatanes, pero de igual manera en el resto de la nación guatemalteca.

La organización social acateca es gerontocrática, los ancianos son los que conservan la autoridad, de la misma forma que la etnia de los ixiles. En la gerontocracia acateca son los principales ancianos los que gobiernan y de ellos dependen que los jóvenes hereden su tierra y su esposa, en una sociedad equilibrada donde los jóvenes ven recompensados su esfuerzos al llegar a viejos, pues al igual que ellos, otros jóvenes en el futuro trabajarán para los ancianos. Los acatecos son un pueblo alegre y también religioso, que a lo largo del año celebra sus fiestas con esa mezcla que los hace únicos, especiales en todo caso, mezcla de lo católico y lo prehispánico, y no siempre está presente el licor o los bailes. Las deidades más veneradas son los cuatro ángeles que cuidan los cuatro cuartos del mundo, que proporcionan las lluvias bienhechoras y los espíritus difuntos. Sus santos patrones son cinco, la Virgen de la Concepción, el Cristo de Esquipulas, san Miguel Arcángel, san Rafael Arcángel y san Sebastián. Las leyendas animistas de desaparecidos y almas en pena son tradiciones que comparten con otras etnias mayas y sus músicas son producidas por las marimbas, tambores, chirimías, que suenan para que los grupos de danzantes del baile del venado, los gracejos, los capitanes y los toros amenicen las fiestas. Entre sus celebraciones y ceremonias principales están las de El cargador del año, Ceremonia para la lluvia, Corpus, Sacrificios de los Alcaldes Rezadores, Sacrificio (IIya'), Sitio sagrado, San Gaspar, Viernes Santo, Fiesta de San Miguel, la Navidad y el Año Nuevo.

Son tres las formas de matrimonio tradicional que poseen los acatecos, aunque también existen las uniones legales, los registrados en el juzgado y que son los únicos que reconoce el gobierno guatemalteco, aún así, el que domina es el tradicional que posee importancia social. Una de estas tres formas matrimoniales es el arreglado por los padres y que recibe más respeto por parte de los mayas. El procedimiento, más o menos, viene a ser así: un padre escoge la novia para su hijo y, aunque por lo general se le suele consultar al hijo anteriormente, puede formalizar la petición sin el consentimiento del muchacho, acordando el precio a pagar por la novia con el padre de ella. La mayoría de las veces estos procesos de petición comienzan cuando el hijo indica cual es la muchacha con la que le gustaría casarse.

La segunda forma de casamiento es la de matrimonio por servicio. Se siguen los mismos pasos que en las uniones arregladas por los padres, pero en este caso no es el padre el que hace de intermediario para la petición, sino un hermano mayor del novio, tío o amigo. Estos matrimonios de servicio suelen darse cuando los padres han fallecido, se han separado o no quieren asumir la carga por el precio de la novia, entonces se arreglan bajo dos condiciones: la primera que el novio habite en casa de la novia y la segunda que trabaje para la familia de ella durante un periodo de tiempo, cinco o seis meses. Cuando se acuerda el matrimonio, él se dirige a casa de ella en compañía de parientes o amigos y, sin celebración alguna, pasa a ser miembro de la familia.

Y por último, la tercera forma de contraer matrimonio es la fuga, la que parece ser la menos indicada para todas las partes, salvo para los novios, que normalmente huyen a cualquier finca cafetalera para regresar al poco tiempo y continuar viviendo en pareja. Supongo que esta posibilidad es la escogida cuando no hay más remedio y que, lejos de acatar las tradiciones o costumbres, se saltan cualquier formalismo por tal de llevar a cabo sus deseos sentimentales.







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