Arahuacos


Arahuaco es el nombre genérico que recibía un grupo de pueblos indígenas que habitaban en el Mar Caribe cuando se dio el encuentro histórico oficial de las culturas de un lado y otro del Atlántico, de Europa y América. En el siglo XV las etnias arahuacas se extendían por una amplia zona caribeña, de la actual península de Florida y las Antillas, pasando por la costa sudamericana hasta el sur de Brasil. Sin embargo, esta situación geográfica no significa que los pueblos arahuacos fueran exclusivos de esta parte central del continente, sino que su difusión étnica se extendió hasta el extremo sur, hasta el noroeste de Argentina, a donde había llegado en el siglo XIV la parcialidad Chané. En el Mar Caribe eran cuatro los pueblos arahuacos asentados en sus islas: los taínos, que ocupaban las Antillas Mayores y Bahamas; los nepoya y suppoyo en Trinidad y los igneri en las Antillas Menores, antes de la llegada de los caribe, que vivían en la costa este de América del sur hasta Brasil.

La situación política y social por aquellos días en los que Colón llegó al Caribe no se puede describir como un remanso de paz, al igual que ocurría en la actual Centroamérica o República de México, las invasiones de unos pueblos por otros era una constante. Los caribe, considerados un pueblo más agresivo, habían irrumpido desde la costa sudamericana y se iban adentrando en la zona caribeña por las Antillas Menores. Cuando llegaron los españoles los taínos estaban sufriendo en sus territorios la invasión caribe y la esclavización de sus mujeres y niños. La llegada de los españoles, que debía suponer un acontecimiento positivo para los arahuacos si tenemos en cuenta la invasión que atravesaban, no hizo más que agravar la situación. Los españoles sustituyeron a los caribes en cuestión invasora y a esto se le añadió las enfermedades que llegaron de Europa, lo que propició que la población disminuyera drásticamente, hasta el punto de desaparecer en algunas regiones del Caribe, y por el contrario, en otros lugares se dio un fuerte proceso de mestizaje.

Cristóbal Colón los describió como un pueblo amistoso, que les llevaron a su llegada regalos como loros, pelotas de algodón y otras cosas, que ellos cambiaron por objetos de cristal y campanitas de los halcones. "De buen grado negociaron todo lo que ellos poseyeron... ellos no llevaban armas, y no las conocen, ya que les mostré una espada, ellos la tomaron por el borde y se cortaron por la ignorancia... Sus lanzas están hechas de madera. Con cincuenta hombres nosotros podríamos subyugarlos y hacerles hacer lo que quisiéramos"

Los arahuacos de las Antillas cultivaban y obtenían diversas cosechas en el conuco, un montón grande de tierra que inventaron para la agricultura. Embalaban el conuco con hojas, para prevenir la erosión del terreno y plantaban una gran variedad de semillas para asegurarse de que algo crecería. Su cultivo principal y alimento fundamental en sus dietas era la mandioca o yuca. También eran hábiles en la fabricación de embarcaciones, con las que llegaban al continente para comercializar con los pueblos mesoamericanos, como los mexicas y los mayas.

Las lenguas arahuacanas son originarias de Brasil y se expandieron por el Amazonas y la costa e islas del Caribe. En el siglo XV, a la llegada de los españoles, las lenguas arahuacas eran la familia de lenguas que más se hablaba en América del Sur.

Entre sus costumbres, los juegos y artesanías ocupaban gran parte de su tiempo. Uno de estos juegos que practicaban era el batú, un juego de pelota muy parecido al futból de hoy. El batú era de origen taíno y se desarrollaba en un terreno rectangular cercado con rocas. La bola o pelota se fabricaba con raíces y yerbas, confeccionando una masa redondeada y sólida, similar a la goma. El juego consistía en golpear la bola con todo el cuerpo a excepción de las manos, evitando que cayera en el suelo de su lado respectivo. Se puntuaba a la caída de la bola.