
La costumbre o característica común entre las culturas mesoamericanas de reescribir la historia y eliminar buena parte de la cultura conquistada para que no sirviera de apoyo en el presente o futuro, hizo que poco de la cultura tepaneca llegara a nuestros días. Una característica no exclusiva propiamente de esta región del mundo, podríamos decir que de la misma manera actuaban en otras partes del planeta, la cultura dominante siempre trató de borrar cualquier indicio de la conquistada, sólo en raras ocasiones se mantenía o conservaba parte de ese tesoro cultural.
Esto mismo sucedió tras la victoria de la Triple Alianza, encabezada por Tenochtitlán, sobre lo que era hasta entonces el Imperio Tepaneca, cuya capital era Azcapotzalco. Los mexicas se habían convertido en los dominadores de la región y, de acuerdo con su ideología, pusieron todo su empeño en rehacer la historia, basados en su manera de pensar, militarista, expansionista y sancionadora, eliminando muchos detalles de su pasado humilde para cambiarlos por un falso parentesco prestigioso con toltecáyotl.

Cuando los españoles llegaron a la Cuenca de México, el esplendor del Imperio Tepaneca ya era parte del pasado, ya estaban sometidos al poderío de la Triple Alianza, no habían conseguido permanecer como grupo étnico y las únicas referencias que se tienen actualmente de la época prehispánica son las que podemos encontrar en diversos códices y documentos recopilados por historiadores. Este es el caso del Códice Boturini o Tira de la peregrinación, una fuente de gran valor que relata los avatares de una serie de tribus que salieron de Aztlán y pasaron por Colhuacán, donde se relacionan a los tepanecas, matlatzincas, tlahuicas, malinalcas, acolhuas, xochimilcas y huexotzincas.
El Azcatitlan es otra valiosísima fuente, un códice más tardío que el anterior aunque emparentado con él, representado en glifos gentilicios, aunque con notorio cambio de estilo y acompañado de glosas alfabéticas. También existen crónicas coloniales recopiladas como Chimalpain, que coincide plenamente con las glosas del Códice Azcatitlan. De igual manera, en su "Historia de la Nación Chichimeca", Fernando de Alva Ixtlilxóchitl relata cómo tres grupos fueron acogidos por Xolotl cuando estaba al frente de los chichimecas, tres años después de la caida de Tollan, estableciéndose así los tepanecas en Azcapotzalco, los acolhuas en Coatlichan y los otomíes en Xaltocan. Así mismo, fray Diego Durán nos dejó el testimonio recogido, que coincide parcialmente con la Tira de la Peregrinación, en los nombres de los pueblos recién llegados: "Los que salieron de aquellas cuevas (Chicomoztoc) fueron los seis géneros de gentes: conviene a saber: los Xuchimilcas, los Chalcas, los Tepanecas, los Culhuas y los Tlahuicas y Tlaxcaltecas. Aunque es de saber que no todos juntos, ni todos en un año, sino unos primeros y otros después, y así, sucesivamente, iban dejando aquel sitio y lugar de las cuevas. Y así, el primero que salió fue el género de los Xuchimilcas. Luego les siguió el de los Chalcas, y luego el de los Tepanecas, y luego el de los Culhuas, y tras ellos, los de Tlahuic, y el Tlaxcalteca, quedándose allá el mexicano, según dicen ellos, por ordenación divina...".

Una posibilidad es que el gentilicio tepanecatl provenga de tepantli, que denota una pared, una hilera o un muro de piedra. Tepaneca puede producirse como "el pueblo de la piedra". Una definición apoyada en el hecho de que el glifo gentilicio tepaneca, que aparece en documentos como el Códice Boturini, Códice Azcatitlan y Códice Xolotl, está asociado al glifo Calli, que expresa la idea de nación o grupo humano y uno de los glifos más normalizados del sistema náhuatl, el que significa "piedra".
