Piqué, un talento en las dos áreas


Nadie ajustó en las previsiones con Piqué. Como ocurre a menudo con las grandes obras, uno no estaba preparado para asimilar su grandeza de buenas a primeras. Cuando aterrizó en Barcelona se le esperaba con cierta condescendencia; después de todo había decidido irse del Barcelona y regresaba tras cansarse de esperar la oportunidad de Ferguson. En el Manchester nunca se quitó de encima la etiqueta de proyecto. Con Vidic y Ferdinand por delante el horizonte era el banquillo, así que no le costó mucho decidirse cuando recibió la llamada de Txiki. En el Barcelona arrancó entre bambalinas. A la sombra de Márquez y Puyol. Haciendo buenos los augurios que hablaban de un futbolista con salida de balón aseada pero con problemas de explosividad en defensa.

Cada vez con más minutos, ganando confianza en cada partido, Piqué fue trazando un defensa con inquietudes de delantero. Un central capaz de mejorar las dos áreas con ángel para el gol. Desde Koeman no se recuerda en el Camp Nou un defensa con tanta apetencia para la porteria contraria. Ambos, sin embargo, llegan al gol por caminos distintos. Koeman como corresponde a un defensa, con un modelo más heterodoxo: a pelota parada, desde el golpeo. Piqué lo hace desde la plasticidad del delantero. Se atreve con todo, en el uno contra uno, el control orientado, el mejor de los sombreros. “Un escándalo”, como el mismo se definió en su día. Y es que Piqué se gusta en el campo del mismo modo que cuando se viste para una sesión prêt-à-porter. Conoce su calidad, le sobra confianza y les gustan los retos. Un ganador que mejora en la adversidad: su mejor versión nace en la exigencia, en la hora de los valientes. “Muchos pueden pensar que es chulería pero es mi forma de ser: tengo mucha confianza en mi mismo”, ha destacado en más de una ocasión. Una confianza que se traduce en goles -ya ha marcado ocho tantos en clave azulgrana- cuando merodea el área de contraria.

Aún está muy lejos de los números de Koeman, un futbolista que dejó el club con 67 goles, pero pocos centrales en la actualidad son una amenaza tan grande como Piqué para el meta rival. “Cuando eres un niño te gusta marcar goles, así que empecé jugando de delantero y aún me quedan cosas de esa época”, señaló.

Piqué además escoge marcar en fechas señaladas, en los mejores escenarios futbolísticos, frente a los rivales más grandes. Aún ahora el aficionado frunce el ceño cuando asiste a tantos como el del Calderón. Pocos logran comprender como un central escoge un control con el pecho para limpiar un rival en lugar de rematar de primeras con la cabeza. “Me daba el sol de cara y por eso controlé antes con el pecho. Son tres puntos muy importantes y estoy contento por el gol, pero lo verdaderamente importante es el equipo”, destacó ayer. “Es un defensa con alma de delantero·, destacó Zubizarreta.

Nadie acertó tampoco a adivinar qué se le pasó por la cabeza ante el Inter. Curiosamente el día que ningún delantero azulgrana intuía soluciones, Guardiola apostó por probar con un defensa para superar a Julio César. Una ‘cruyffada’ como ocurriera antaño con Alexanco. Y Piqué no decepcionó: marcó un tanto sorteando a Córdova y al meta brasileño con un giro de trescientos grados y agitó el último tramo del partido. Antes, en el Bernabéu, en el 2-6 más recordado de la afición azulgrana, ya dio muestras de la templanza que tiene cuando tiene la portería cerca. De momento suma ocho tantos con la camiseta culé, algunos entre los más celebrados las últimas temporadas, y ya nadie se atreve a ponerle un techo. El futuro es suyo.

Créditos: Sport.es