Matlatzincas


Matlatzinca significa "los señores de la red" o "los que hacen redes", derivado del náhuatl, matlatl: red, zintil: reverencial, y catl: gentilicio. Es el vocablo con el que los mexicas llamaban a este grupo étnico y como ellos mismos se denominan. Aunque también se les conocen por el nombre de pirindas, que quiere decir "los de en medio", este término se suele usar en la región de purépecha, debido a que los matlatzincas también ocuparon algunas zonas de su interior poco antes de que llegaran los españoles.

La localización de este grupo indígena se ha reducido a una sola comunidad, la de San Francisco Oxtotilpan, en el municipio de Temascaltepec, en el Estado de México, aunque esta circunstancia se debe a la desintegración que ha sufrido, una de las mayores del país desde la época de la conquista hasta la actualidad. Entonces, en la época prehispánica, ocupaban un amplio territorio que correspondía a los actuales estados de Michoacán, Guerrero y México. San Francisco Oxtotilpan está rodeado de grupos nahuas y un poco más lejos se asientan los mazahuas y los otomíes; colinda con dos pueblos que comparten el habla náhuatl, San Mateo Almomoloa y San Miguel Oxtotilpan.

Los primeros matlatzincas que llegaron a la región lo hicieron alrededor del siglo XII y se asentaron en las fértiles tierras del valle de Toluca. Según se cree, fue uno de los ocho grupos que formaron parte de la peregrinación de Chicomoztoc al valle de México. Sin embargo, no está garantizado que los asentamientos definitivos de este grupo étnico fuesen los primeros, es muy probable que tardaran algunos años en decidirse definitivamente hasta declinarse por un sitio en concreto, actitud normal ésta si razonamos que era una zona desconocida para ellos y que buscaban el mejor enclave para establecerse. Por aquel tiempo, el valle de Toluca, estaba ocupado por los matlatzincas y por los mazahuas, aunque por estos últimos en menor grado.

La zona del valle de Toluca y de la Sierra Nevada era muy atractiva también para los nahuas, por sus fértiles tierras, bosques, y gran variedad de animales, además de constituir un paso específico para los comerciantes, por su situación geográfica, del Valle de México a la costa del Pacífico, y para tener contacto con los purépechas. Es por todas estas condiciones por lo que decidieron conquistarla una vez que lograron establecer su dominio en el centro de México. Cuando lo lograron, con ayuda de otros grupos, los nahuas comenzaron a establecerse en el territorio de los matlatzincas y consiguieron convertirla en una zona comercial y cosmopolita, respecto a etnias. Por allí comenzaron a circular enormes cantidades de productos agrícolas, forestales, vegetales y animales, que se dirigían principalmente al valle de México y a los centros comerciales de la región, gracias a la riqueza que las tierras ofrecían. Los mazahuas y los otomíes se extendieron mientras que los matlatzincas disminuyeron y el grupo nahuas ocupó nuevos sitios, era tan importante el estado pluriétnico que se creó que en varias localidades de la región se llegaron a hablar los cuatro idiomas, ganando en importancia el náhuatl en detrimento de matlatzinca, que se fueron nahuatlizando y perdieron su idioma.

A la llegada de los españoles a la región, pocos años después de la caída de México-Tenochtitlan, algunos poblados comenzaron a tener una importancia considerable en la región central de Nueva España, como Temascaltepec, Taxco y el actual valle de Bravo. Las tierras de los matltzincas, incluidos sus pueblos, fueron repartidas entre los comendadores y la Corona española y Toluca le fue asignado a Hernán Cortés, formando así parte del Marquesado del Valle. Comenzó el control jurídico y administrativo de los españoles dejando en manos de los indígenas prácticamente nada, aparte de la obligación de tributos. A continuación llegó el segundo poder, el eclesiástico, la orden franciscana comenzó a levantar templos y a evangelizar a las comunidades, en un contexto de aprendizaje, tanto por parte de los indígenas como por los misioneros, que tuvieron que aprender su idioma para llevar a cabo la evangelización de los matlatzincas.

El asentamiento definitivo de españoles y mestizos en la zona no mermó el comercio ni la producción que consiguió la llegada de los nahuas, la agricultura se intensificó y se diversificó, produciendo una mezcla enorme de cultivos, nativos y extranjeros, el maíz, frijol, calabaza, chile, jitomate, chía y amaranto se recolectaban junto al trigo, cebada, caña de azúcar, árboles frutales y legumbres. El rendimiento de las cosechas se daba gracias al sistema de regadío que ya funcionaba en la región desde antes de la llegada de los extranjeros y se aprovecharon durante la colonia. La minería también fue una de las razones principales por la que los españoles se asentaron en la región matlatzinca, en ella encontraron vetas de oro y plata, en el pueblo de Temascaltepec, y se convirtió en motivo suficiente, hasta considerarse una de las zonas más importantes de producción minera en la Nueva España. Poco tiempo después, las epidemias comenzaron a mermar la población drásticamente, en 1565, cuando se calcula que los hablantes de la lengua matlatzinca rondaban los 180,000, en el área del actual Estado de México y parte de Michoacán.

En la actualidad, esta lengua de tanta importancia en otra época, está desapareciendo debido a su poco uso, cada vez son menos las personas que la hablan, la mayoría de este grupo étnico es bilingüe y se decanta por el idioma español. Sólo se da entre la gente mayor y algunos niños pequeños. La lengua matlatzinca se enmarca dentro de la rama otomangue, otomipame, en la que hay cuatro familias: pame, jonaz, matlatzinca y otomazahua. A su vez, la familia matlatzinca se divide en dos lenguas: la matlatzinca y la ocuilteca.

Las viviendas que habitan tienen por lo general una sola habitación, que se utiliza de dormitorio y cocina. Todas las casas cuentan con huertos, donde se cultivan árboles frutales, verduras y flores, además de contar con corrales para la cría de animales domésticos.
La mayoría de los matlatzincas se dedican a la agricultura, al cultivo del maíz y el frijol como productos principales que se dedican al autoconsumo, y para la venta la patata, el chicharro, avena, trigo, caña de azúcar y diversas frutas. La mayoría son propietarios de pequeñas parcelas y sólo el 0.7% no tiene parcela y trabaja como jornalero. Existen unos terrenos que son de propiedad comunal, en las laderas y cercanos al centro de población. Son tierras de temporal que pueden ser consesionadas a quienes no disponen de parcela privada, su concesión es indefinida pero, por lo irregular, estos terrenos no son tan buenos como los de la franja fluvial y requiere mayor dificultad para trabajarlos.

La religión de los matlatzincas es predominantemente católica, y sólo una cuarta parte de la población profesa la protestante o adventista.