Hinas


Los hinas fueron un pueblo indígena del estado de Sinaloa, México, concretamente desde el municipio de San Ignacio hasta San Dimas, en el estado de Durango. Estaban establecidos en San Sebastián de Guaimino, hoy conocido por Guaymino, y desde ahí ascendían en el territorio por el río de San Jerónimo de Ajoya y sus afluentes. Realmente no queda mucho dicho sobre ellos, pero sí algunos detalles que nos permiten pensar en el tipo de vida que llevaban, no muy diferente de otras tribus de su entorno y con similitud muy cercana a sus vecinos en cuestión de costumbres.

Al igual que sus vecinos, los xiximes y los humis, fueron un pueblo guerrero, seminómada, tres pueblos que mantenían una relación más cercana al odio que hacia otros sentimientos, pues siempre estaban en guerra constante entre ellos. Pero el más odiado de los pueblos para los hinas no era precisamente ninguno de estos dos, si no los acaxees.

Junto con los humis fueron evangelizados en las misiones de San Ignacio, San Javier, Ajoya, Cabazán, San Agustín y Santa Apolonia, todas dentro del territorio Sinaloa; no obstante su evangelización no se hizo efectiva hasta finales del siglo XVIII, cuando empezó el auge minero en la zona. Las causas de su extinción, entre otras, parecen que tuvieron mucho que ver con las epidemias y las constantes guerras que mantuvieron contra los españoles.

Según Nicolás Castañeda Lomas y Luís Antonio Martínez Peña, autores de "La Pesca, una actividad prehispánica en el sur de Sinaloa", "Mientras que los pueblos costeros totomares se caracterizaban por tener una vida sedentaria y especializarse en la pesca y recolección de sal, los pueblos serranos (coras, tepehuanes, hinas o tepuxtlas) tenían escasa sedentarización, practicaban una pobre agricultura que se complementaba con la recolección de frutas y miel, recorriendo los montes, así como con la cacería. Cuando bajaban a la costa, lo hacían en incursiones guerreras o a intercambiar (en forma de trueque) sus excedentes por productos marinos con los pueblos totomares.

Los pueblos serranos buscaban sal, carne y pescado, que eran productos que ellos no poseían; por su parte, los pueblos totomares recibían a cambio mezcal, caña dulce, maíz, frijol, mieles y vinos.

De esta manera, durante la época prehispánica y durante la colonia se establecieron diferentes rutas comerciales, tales como la ruta comercial de Acaponeta rumbo a Durango y Zacatecas, la cual era la más antigua y común, y la ruta comercial de occidente, mediante la cual se hacían llegar productos del mar hasta el centro del país".