Chatinos


La localización del pueblo chatino se halla en el estado de Oaxaca, al suroeste, en la Sierra Madre del Sur, México. En los municipios de Santos Reyes Nolapas, San Miguel Panixtlahu, Santiago Yaitepec y Santa Catarina Juquila, zonas orográficas tan accidentadas que ha provocado su aislamiento hasta nuestros días. Se le puede considerar como el primer pueblo indígena que llegó al actual estado de Oaxaca, al menos eso suponen los historiadores, otra cosa es lo que realmente esconde la historia, porque no está del todo claro que así sea. De todas maneras, los restos arqueológicos más antiguos que se han encontrado en la costa datan del año 400 a. C., aunque las huellas de la cultura chatina en Nopala son del 600 al 800 d. C. Parece ser que el reino chatino también estuvo bajo el control del pueblo mixteco, un dominio que duró cerca de 300 años, aunque una parte de sus territorios siempre se conservó independiente de los dominadores por distintas razones. Más tarde, durante la conquista española, se estableció en Tututepec la capital de las regiones mixteca y zapoteca, y mucha culpa de esto la tuvieron el oro y las perlas que se encontraban en su territorio, sin embargo, este periodo no fue un camino de rosas, la viruela y el sarampión fueron las causantes de dos epidemias que minaron a la población y la importancia económica decayó.

La responsable de que la región quedara aislada durante siglos ya la he comentado anteriormente, es la inaccesibilidad y la falta de minerales para extraer de su suelo, esta circunstancia fue la causa por la que la cultura chatina quedara tanto tiempo encerrada en sí misma, de todas maneras su estructura política y la religión la tomaron de los conquistadores. Durante el tiempo de la Colonia la región adquirió cierta importancia económica en Europa, gracias al cultivo de la grana, pero a quienes menos benefició fue precisamente a la economía chatina. Después de la independencia el pueblo chapino sufrió un fuerte varapalo al ver cómo las Leyes de la Reforma, que afectaron a su territorio, daban sus mejores tierras de cultivo a criollos y extranjeros. Cuando decayó la economía de la grana, a mediados del siglo XIX, el café se introduce como novedad en los cultivos, pero el auge cafetalero coincide con el Porfiriato, una época de explotación en la que la población se levantó hasta tres veces entre 1875 y 1896, pero las tres protestas fueron reprimidas y un año más tarde, en el 1897, el mercado del café se desplomó y trajo consigo la venta de tierras a bajos precios, que fueron acaparadas en su mayoría también por extranjeros.

En los albores del siglo pasado, siglo XX, el abanico del cultivo se amplió para los chatinos y pasaron a producir el maíz y el frijol para la subsistencia, y el café, la caña de azúcar, algodón, frutas y otros productos para el mercado. Llegó la Revolución y los chatinos apoyaron a los zapatistas que llegaron a la región, pero otra vez ocurrió como antaño, los más perjudicados fueron ellos que vieron como el nuevo régimen no cambió nada respecto a la posesión de las tierras ni su desigual situación respecto a criollos y extranjeros. Ni siquiera con la reforma agraria el pueblo indígena consiguió recuperar sus tierras. Más cercano en el tiempo, allá por los años cincuenta, se incrementó el cultivo de café y se promovió entre los campesinos chatinos, lo que originó una ola de pequeños productores ligados a la economía de mercado, pero aunque los tiempos cambiaban la explotación continuaba de otra manera, siguieron subordinados a los intermediarios locales. Esto ha provocado una constante de conflictos agrarios en la región desde hace varias décadas, una situación que se ve reflejada por el clima de violencia que se vive en la zona.

El chatino es su lengua, cha'tnio, o las variantes cha'cña y tasa`jnya, que en español significa "palabra laboriosa", "palabra difícil" o "trabajo de las palabras". En la actualidad se estima que la población chatina está cercana a las 70.000 personas, de los que la mayoría hablan su idioma. El chatino es una lengua que pertenece a la familia chatino-zapoteca, entorno que pertenece a la rama lingüística del otomangue, tronco Savizaa, que se separó definitivamente del zapoteco hace 24 siglos. Son cuatro las variedades que existen del chatino y que depende del área geográfica: de Santiago Yaitepec, de Zezontepec, de Tlataltepec de Valdez y de Nopala.

El complejo hidrológico formado por los ríos Atoyac-Verde, que atraviesa la región, crea una diversidad de climas que hace que la chatina sea una región rica en recursos forestales, agrícolas y ganaderos, además de frutales. El maíz, frijol, chilacayote y las hortalizas son para el autoconsumo; el ixtle se cultiva en Zezontepec y la jamaica a nivel comercial. La ganadería también se cría en la zona, pero es una actividad que está en manos de los mestizos, al igual que los bosques, que son explotados por compañías extranjeras y no dejan beneficio alguno para los indígenas, aunque ya existen grupos organizados en oposición a estas prácticas. Por lo que los chatinos viven de temporeros en las fincas cafetaleras y en las plantaciones agrícolas. Aunque también es importante la producción artesana, que consiste en la fabricación de textiles y alfarería, esta última se presenta en casi todas las comunidades aunque para uso doméstico. El tejido y el bordado de prendas de vestir se producen en Yaitepec principalmente y, a menor escala, en Quiahije y Nopala; blusas, morrales, ceñidores, servilletas y manteles, sin embargo el uso del telar de cintura va desapareciendo; para hamacas, reatas, mecates y redes, se utiliza el ixtle, en Zezontepec e Ixtapan.

Su organización social está basada en el núcleo básico de la unidad familiar, apoyadas en varias familias emparentadas. Los hombres colaboran en los trabajos agrícolas, pastoreo, cacería, pesca y la construcción de viviendas, fabricadas de carrizo y recubiertas de lodo o de adobe, el suelo terrizo y el techo de palma o teja. Las mujeres se dedican a las labores domesticas, cuidado de los niños, acarreo del agua y leña, animales domésticos, el trabajo en los huertos, la recolección de materiales para la artesanía y la producción de ésta. Sus creencias religiosas están a medio camino, como otros pueblos indígenas de la zona, entre la personalización de las fuerzas naturales y la fe católica, aunque es esta última la más generalizada. Prueba de su religiosidad es el altar que cada hogar construye en un rincón de la única habitación de la que consta la casa chatina, es el sitio más significativo de la casa y en él tienen lugar las ceremonias principales, desde la presentación de los recién nacidos hasta el traspaso del mando en el núcleo familiar dentro de su organización social.




















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