Toltecas


Hacia el año 700, a la caída de Teotihuacán, comenzó en Mesoamérica una época de guerras y oscuridad cultural. Las ciudades más débiles en cuanto a fortificaciones se desmoronaron y fueron cayendo en manos de otros pueblos más poderosos, dando pie a religiones más belicosas y sociedades más guerreras que las establecidas hasta entonces. Algunas de estas poblaciones de la cuenca de México huyeron a otras regiones en busca de paz y estabilidad y fundaron nuevas ciudades en nuevas tierras. Una de estas ciudades surgidas fue Tula, fundada hacia el año 950, la capital de los toltecas. La cultura Tolteca fue la máxima expresión de todas las culturas prehispánicas de la época clásica y tuvieron tanta importancia e influyeron de tal manera en la vida de los indígenas mesoamericanos en comparación a la de los propios Olmecas.

Primeramente fue en Tulancingo, donde los toltecas permanecieron cuatro años después de abandonar Teotihuacán, para más tarde trasladarse a un lugar cercano al río Tula, el sitio donde alzarían la "Tollan Xi cocotitlán", en la actual Tula de Allende en el estado mexicano de Hidalgo. Los toltecas eran una tribu chichimeca que llegó del norte a principios del siglo X, conducida por su rey llamado Miscoatl y que se establecieron en Culhuacán, así es al menos cómo describe el principio de su historia una leyenda. También solo leyenda parece que fue la figura de Miscoatl, del que no se tienen otras referencias, no así como su hijo Topiltzin, a quien se le considera el primer personaje de carne y hueso que aparece en la historia de México.

El nombre de Topiltzin y Quetzalcoatl, "Serpiente emplumada", están estrechamente relacionados, tanto es así que dio lugar a muchas confusiones a lo largo de la historia mexicana. Topiltzin sucedió a su padre en el trono tolteca, en su juventud estudió para sacerdote consagrándose al servicio del antiguo dios de Teotihuacán Quetzalcoatl, como era costumbre entre los sacerdotes, escogiendo al dios a quien personificarían. Alrededor del año 950, Topiltzin, trasladó la capital de los toltecas a Tula, la que se convertiría en una gran ciudad donde floreció la cultura y creció la admiración por su celibato y devoción. Sin embargo, según cuenta la leyenda, cometió un error al querer convertir a Quetzalcoatl en el dios principal de los toltecas. A los sacerdotes de Tezcatlipoca no les gustó aquel deseo de Topiltzin, pues su deidad era más bélico y exigía que lo alimentaran con la sangre de los sacrificios humanos.

Ante tal posibilidad, la de que Quetaltcoatl se convirtiera en deidad principal de los toltecas, Tezcatlipoca le engañó manchándole de ignominia, usando sus poderes persuasivos para que los toltecas dejaran de ver en él la pureza. Tezcatlipoca se vistió de anciano y consiguió que se embriagara con pulque, convenciéndole de que lo que le daba era una medicina, se emborrachó y a la mañana siguiente, cuando despertó con una terrible resaca, se dio cuenta de que había perdido la castidad, abdicó al trono y se marchó al exilio con un grupo de fieles. Es fácil de adivinar que lo ocurrido realmente fue la división del pueblo tolteca, entre los seguidores de Quetzalcoatl y Tezcatlipoca, librándose una batalla entre las dos facciones y quedando victorioso este último.

Tras veinte años exiliado, Quetzalcoatl-rey se fue a la costa, es aquí donde empieza a confundirse al rey con el dios, unas versión cuenta que se echó a la mar en una balsa de serpientes y otra que subió al cielo y se convirtió en la estrella de la mañana, Venus. Pero según cuenta la leyenda, antes de marcharse prometió volver en la dirección por donde sale el sol, en fecha correspondiente a 1519. Esta promesa hecha por Topiltzin fue lo que confundió al mismísimo Moctezuma cuando llegaron los conquistadores españoles, al creer que se trataba del regreso de Quetzalcoatl; como decía la leyenda, los españoles usaban barba como él y venían en "pequeñas nubes que flotan sobre el agua", lo que facilitó la conquista de Tenochtitlan.

Tula quedó bajo el control de Tezcatlipoca y se tornó otro tipo de ciudad alejada de la mítica Teotihuacán, que se levantaba indefensa en la llanura, Tula se alzaba en una cima fácilmente defendible. Su sociedad era militarizada, gobernada por los militares, y mantenida por las riquezas que proporcionaban las conquistas de otros pueblos. Fue el primer estado en Mesoamérica en imponer tributos claramente definidos, una pauta gubernamental que continuó hasta la llegada de los españoles.

Poco tiempo después de la fundación de Tula, los ejércitos toltecas, mezcla de razas y tribus, se habían esparcido por la mayor parte del territorio mexicano, de costa a costa, al sur hasta Guatemala y al norte hasta las tierras de sus antepasados chichimecas. Cercano al año 1.000 llegaron hasta Yucatán, donde aún florecía la cultura Maya. En el encuentro con esta cultura tienen en su contra la destrucción de muchas ciudades, pero también a su favor la creación de otras, como en Chichen itza, donde participaron en la mayor parte de su construcción, utilizando su magnífico arte en la escultura, representada en sus pirámides. En Chichen se conoció un nuevo estilo de sacrificio humano desconocido en Tula, las doncellas elegidas por sus dotes y gran belleza eran arrojadas al Senote al amanecer, junto con joyas y objetos de gran valor. Si lograban sobrevivir hasta la tarde las sacaban del agua y les pedían que repitieran los mensajes de los dioses.

Para el año 1.160 Tula fue destruida y quedó desierta, es probable que por una nueva ola de invasiones como la que dio lugar a su fundación. Algunos grupos nómadas se dispersaron por todo el territorio mexicano y otros llegaron hasta el sur de Nicaragua, estableciéndose donde pudieron o convirtiéndose en la nueva clase dominante de otros pueblos.

El gentilicio Tolteca deriva del náhuatl toltécatl, que en su origen designaba a los nativos de Tollan, pero en la época mexica pasó a convertirse en sinónimo de artesano o artista. El arte tolteca está muy ligado a la arquitectura, la escultura y el relieve. También destaca el estilo cerámico tolteca, que se caracteriza por el color rojo y café de sus vasijas.

Respecto a su economía, los toltecas eran principalmente agricultores, cultivaban maíz, frijol, chile, algodón y maguey, con el que elaboraban pulque; eran buenos artesanos y fabricaban tejidos de algodón.

Sus creencias religiosas eran politeístas, aunque reconocían por encima de todos a un dios supremo, llamado Tloque Nahuaque, a quien adoraban ofreciéndole flores y resinas aromáticas. También adoptaron dioses de otras culturas, como Tlahuízcalpantecuhtli (el lucero del alba y una de las advocaciones de Quetzalcoatl), Itzpapálotl (el dios mariposa), Cintéotl (la diosa del maíz) y Tláloc (dios de la lluvia).