Kanjobales


Las migraciones de los pueblos o etnias indígenas en Mesoamérica no es nada nuevo, unas veces forzadas por la situación laboral o económica, otras por problemas sociales y muchas de ellas por situaciones bélicas o violentas que surgen en sus territorios, ajenas a la realidad de los mismos pueblos obligados a buscar nuevos horizontes donde encontrar seguridad y prosperidad. El pueblo kanjobal es uno de ellos, un ejemplo del desplazamiento que han sufrido los pueblos a lo largo de la historia, en este caso en la contemporánea, en un contexto actual marcado por límites y fronteras en cada punto cardinal, lo que no ha supuesto una barrera para la supervivencia, porque por encima de todo, de fronteras y banderas, está el deseo y el derecho de vivir en paz y prosperidad.

No quiere decir con esto que los kanjobales sea un pueblo prospero, desgraciadamente este concepto es difícil de hallarlo entre los pueblos indígenas, sin embargo, la ubicación actual de la mayoría de kanjobales les ha proporcionado una estabilidad que no disfrutaban entonces y que fue el motivo por el cual se vieron obligados a huir del territorio de sus ancestros o antecesores.

El pueblo kanjobal habitó históricamente en la región guatemalteca conocida por Los Altos Cuchumatanes, en el departamento de Huehuetenango, una zona que también comparten otras etnias de la región, como son los chujes, mames, ixiles y jacaltecos, lo que los relaciona no sólo geográficamente si no también en costumbres y forma de vida. Pero la historia de los pueblos que habitan esta zona fronteriza entre Guatemala y México empezaron a diferenciarse significativamente a partir de la integración o creación como estados nacionales, en los últimos coletazos del siglo XIX. No obstante, esto no supuso un obstáculo insalvable para que se dieran las migraciones que se han presentado desde entonces, y que ha dejado como protagonistas a chujes, jacaltecos, man, kaqchikeles y kanjobales, fundamentalmente.

A finales del siglo XIX empezaron a emigrar y a establecerse en territorio mexicano, debido al despojo de tierras que sufrieron por parte del gobierno guatemalteco, en los municipios fronterizos de Las Margaritas, La Trinitaria y La Independencia, en el estado de Chiapas. Más tarde, a partir de la década de los 80 del siglo pasado, una nueva oleada de migrantes kanjobales llegaron a México como refugiados huyendo de la violencia política desatada por el régimen guatemalteco, miles de habitantes del noroccidente de Guatemala llegaron al país vecino y este los acogió como población refugiada, igualmente considerados por organismos internacionales. Entre 1984 y 1985 muchas comunidades indígenas fueron reubicadas en los estados de Campeche y Quintana Roo.

En Chiapas, son aproximadamente 9.000 los hablantes del idioma kanjobal, q'anjob'al, que quiere decir "con lo que hablamos", perteneciente a la familia macro-kanjobal del tronco maya. Principalmente son cuatro los municipios chiapanecos en los que se habla el kanjobal, según el Instituto Nacional de Geografía, por el XII Censo General de Población y Vivienda 2000, se identificaron 65 localidades donde lo habla al menos el 5% de la población.

El territorio que ocupan actualmente en México es accidentado, donde se registran alturas de hasta 3.000 metros por encima del nivel del mar, la mayoría se ubica entre los 1.500 y 2.000 metros, donde el clima es frío y templado.
Los kanjobales viven en campamentos en calidad de refugiados, lo que les impide, en teoría, trabajar y comprar tierras para sus productividad económica, por lo que se dedican fundamentalmente al comercio, especialmente en el ejido Poza Rica, el mercado dominical más grande de la zona, donde se reúnen refugiados y mexicanos de la zona selvática de Las Margaritas. También se alquilan como mano de obra o cultivan la tierra como forma de pago por el campamento donde viven.

El maíz es el cultivo principal, que va destinado para el autoconsumo, cosechado en pequeñas parcelas, junto al café y cacao que comercializan. Estos últimos productos se cultivan en propiedades privadas donde los kanjobales se emplean por un salario inferior al mínimo. Uno de los problemas que más acucian a esta etnia es la falta de tierras donde sembrar y obtener su alimento diario.

La mayoría de los kanjobales practican el cristianismo.