Cucapás


El primer explorador que mencionó a la etnia cucapá del río Colorado fue el español Fernando Alarcón, en 1540. Cuenta que vivieron en grupos familiares por el área del Delta del río Colorado y el río Hardy, y en las laderas de las montañas Cucapá. Para principios del siglo XVII se estima que eran unos 22.000 indígenas en la región, dos siglos más tarde eran 5.000 los que habitaban en el área y ya en 1990 se habían reducido en número hasta los 1.000, según la UNESCO. En la actualidad son algo menos, alrededor de 600 miembros habitan en la Reserva India Cucapá, al suroeste de Yuma, Arizona, y 344 aproximadamente en México, en el valle de Mexicali, en los ejidos de Durango y en la misma ciudad de Mexicali. Seguramente fueron varias y distintas las causas que disminuyeron el número de habitantes cucapás pero el más importante quizás sea el bajo caudal del río Colorado y la dificultad para pescar libremente en lagos y lagunas restantes.

El pueblo cucapá ha mantenido sus tradiciones por vía oral, algo muy importante para la conservación de su cultura. Cuentan de sus tradiciones que eran buenos guerreros y cazadores, que desde pequeños les enseñaban al uso de las armas y al arte de la guerra, el arco y la flecha, el mazo, el palo de cacería, y para estos aprendizajes existía un lugar determinado, un sitio ceremonial en lo alto de un cerro, donde pasaban la flecha lanzada por debajo de un arco natural. La manera de alimentarse era con los frutos que recolectaban: quelites, papas, péchitas de mezquite, de palo fierro y de palo verde, el tallo tierno del tule, miel de abeja, dátiles de los cañones, maíz, semillas, piñones, bellotas; con los animales que cazaban: venados, conejos, topos, ratas de campo, gato montés, del que también aprovechaban su piel para protegerse del frío; y de la pesca: bocón, bagre, lisas y otras especies. El matrimonio era una manera de conservar la etnia y para ello se casaban entre los miembros del mismo grupo. Sin embargo, en la actualidad casi nada de esto se conserva, los cucapás se rigen por las leyes de todos los mexicanos y los matrimonios ya no son sólo entre miembros cucapás

El clima del territorio cucapá es desértico y las temperaturas muy elevadas durante la mayor parte del año y entre su flora existen cactus, sahuaros, nopales, cachanillas, cirios, sábila, arboledas de sauces y álamos gobernadora, etc. 1.000 años atrás los cucapás eran agricultores pero a raíz de la llegada de los conquistadores dejaron la labranza para convertirse en leñadores, peones y pescadores, ocupación esta última que dejaron cuando se secó el río Hardy. Entre los objetos de artesanía que realizan para la venta están los collares, capas, cintos de chaquira, entre otros. La comunidad que habita en Arizona vive básicamente del casino de su propiedad, el Cocopah Casino.

Los cucapá se autollaman Koipai, que significa "los que van y regresan", y cucapá quiere decir "sierra de molinos", que pertenecen al grupo de los yumanos. Son bilingües, hablan el Español y el dialecto Cucapá, que proviene de la familia yumana y está relacionado con los Kahwan.

Entre sus creencias religiosas aún se conserva cierta veneración al sol, creencias que se fueron transformando con la llegada de las misiones y el cristianismo. Tenían una particular manera de entender la vida y sus creencias, adoraban al sol y a la naturaleza. Todavía en la actualidad se celebra la Ceremonia del borrado o pintado, que se lleva a cabo por la semana santa. Consiste en subir al mítico cerro del Águila durante una semana, en ella se pintan el cuerpo de negro que simboliza el mal que hay en su cuerpo y su alma, al transcurrir de los días se van pintando rayas blancas que simbolizan la limpieza del espíritu. A la semana bajan al río y se lavan, con lo que quedan totalmente purificados. Otra de sus particulares tradiciones fue prohibida, y recientemente, a la comunidad de Pozas de Arbizu, se le ha permitido recuperarla, ésta es la de, al morir, quemar al difunto y a su casa junto a sus pertenencias.

A través de la tradición oral los cucapás de la Baja California han conservado sus mitos, y los principales son los relacionados sobre la creación, donde narran cómo un dios o varios crearon al universo. Esta leyenda que expongo a continuación es una versión oral de Juan García Aldama:
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El precipicio que pedía alimento"
"Rumbo al sur, había una isla; esta isla era muy rica y ambicionada por todos los paisanos. En la isla había guajolotes, había mucho venado, mucho borrego y hasta gallinas. No cualquiera podía ir a esa isla, se necesitaba que fueran indios verdaderos, los cucapás si podían ya que ellos eran verdaderos indios.
Para llegar a la isla no era fácil porque estaba separada de la costa por un barranco muy grande, era un barranco que tenía mucha agua; decían los viejos que el barranco era un precipicio que pedía alimento.
Los cucapá tenían siempre en sus morrales mucha semilla, semillas de distintas clases. Ellos eran muy cuidadosos; siempre llevaban semillas tostadas. Cuando ellos llegaban al barranco, metían la mano al morral y sacaban tres semillas de sandia, tres semillas de calabaza y tres semillas de maíz. Los indios eran muy inteligentes y como sabían que el barranco era un precipicio que quería mucha comida, echaban las semillas al barranco. Primero agarraron tres semillas de sandía y las echaron al barranco. Luego agarraron tres semillas de calabaza y las echaron al barranco. Finalmente agarraron tres semillas de maíz y las echaron al barranco.
El barranco porque era un precipicio que pedía comida se cerró, ahora el barranco era una vereda, un vado. Con la comida se terminó el abismo. Los indios verdaderos cruzaron el vado, pasaron sobre el barranco; luego, se fueron, se fueron, se fueron.
En la isla cazaron al guajolote, mataron al venado, mataron al borrego y mataron a la gallina. Ellos cargaron con todo a cuestas.
Ya no había abismo; se acabó. Los indios verdaderos pasaron para este lado. Así mi abuela lo dijo".