OPINIÓN: La fuga de capitales afectó las inversiones y la suba de reservas

26-9-2010 - Un informe de la banca pública afirma que también frenó el alza del superávit y del dinero circulante

La fuga de capitales que persiste desde 2007 afectó varios pilares del modelo posterior a la convertibilidad, como el superávit comercial, la inversión productiva y las reservas del Banco Central, aunque causó un menor impacto que en otras ocasiones sobre la economía local, según un estudio de la banca pública.

El escape de dinero del sistema financiero local equivalió en el período 2007-2009 al 93% del crecimiento de las reservas y al 80% de los activos generados por la balanza comercial, lo que derivó en colchones más delgados para afrontar la peligrosa combinación entre la crisis global y la creciente desconfianza local.

El informe "La fuga de capitales II, Argentina en el escenario global (2002-2009)" fue realizado por el Centro de Economía y Finanzas para el Desarrollo de la Argentina (Cefid-Ar), integrado por los bancos públicos Nación, Provincia y Bice, y por el Credicoop.

En particular, se precisaron los efectos del fenómeno negativo que se aceleró en 2007, con la salida de unos 8600 millones de dólares, 20.000 millones en 2008 y 11.700 millones en 2009; en el primer semestre del 2010, según el Banco Central, la salida de capitales fue de 6683 millones, con una desaceleración que no implica freno.

Según el informe "la fuga para este período (2006-2009) fue de casi US$ 44.000 millones, equivalente a cerca del 93% del total de reservas acumuladas por el BCRA (casi US$ 47.600 millones a diciembre de 2009)". Por esta razón, "si bien el stock de reservas no disminuyó, la magnitud de su variación resultó seriamente afectada", indicaron los especialistas Jorge Gaggero, Romina Kupelian y María Agustina Zelada.

Así, pese a que el Gobierno se jacta en forma constante del incremento de las reservas que hay en el BCRA, el informe de este think tank heterodoxo concluye que ese aumento podría haber sido mayor sin la fuga registrada en los cuatro últimos años.

El problema persiste
Los episodios clave de este período fueron el agotamiento del superávit fiscal y la crisis con el agro; el estallido de la crisis global y su consecuente efecto de "vuelo a la calidad", y la estatización de las AFJP, que generó una profunda desconfianza entre los ahorristas en particular y del sistema financiero en general.

Al respecto, el ex ministro de Economía Roberto Lavagna señaló a LA NACION que "si bien la fuga de este año es menor que en 2009, sigue siendo grave, sobre todo porque se minimiza su importancia, pero ya no están los colchones fiscales y externos que había hasta 2006 para sostener una situación macroeconómica sólida".

Por otro lado, el estudio del Cefid-Ar también da cuenta del origen de la fuga, que se encuentra básicamente en el sector externo de la economía, a diferencia de los episodios de 1995 con el efecto tequila y de 2001 con el fin de la convertibilidad.

En este caso "si se realiza un análisis para el período 2007-2009 equivalente al realizado para las reservas se observa que la fuga equivalió a casi el 80% de los activos externos generados por la balanza comercial". Al financiarse con el superávit comercial, la fuga "no afectó considerablemente, en términos nominales, los depósitos de las instituciones financieras", pese a lo cual hubo "cierta sustitución de monedas, nacional por extranjera".

Esta dolarización de cartera de los ahorristas "sí repercutió en la relación que tienen los mismos con el crecimiento de la economía", expresó el Cefid-Ar.

Con un superávit de cuenta corriente que tras la explosión de 2001 promedió el 3% anual, la Argentina "financió" al resto del mundo, al costo de menor inversión y crecimiento económico.

Al respecto, "la inversión bruta interna fija disminuyó durante el período de crisis, en coincidencia con el aumento de la fuga de capitales", con una particular retracción de la inversión privada. En el otro plano en el que se notó un efecto de esta fuga es los agregados monetarios, por lo que también actuó como una política antiinflacionaria de hecho al reducir la cantidad de dinero circulante.

En cambio, su impacto fue menor que en otros momentos en el PBI, por las políticas contracíclicas del Gobierno y por las sucesivas medidas adoptadas para frenar la fuga (reducción del contado con liqui, mayor control al movimiento de capitales y a las importaciones).

El estudio Bein aclaró que "irónicamente, la salida de capitales resultó en los últimos años un mecanismo esencial que le permitió al BCRA mantener una política de tipo de cambio nominal alto, e incluso aumentarlo, para generar más utilidades para fondear al Tesoro".

Martín Kanenguiser - LA NACION