Tahues


Los tahues eran un grupo indígena que habitaba en territorio del actual Estado de Sinaloa, México, entre los ríos Piaxtla y Mocorito, en lo que hoy es el municipio de Culiacán. Formaron pueblos como Colombo, Olagueruto, Tecurimeto, Yevabito, Navolato, Comoloto, Otameto y Altamura, entre otros. Vivían agrupados en aldeas cercanas a sus campos de cultivo y se cree muy probable que tuvieran una cierta organización interna. Algunos testimonios de los conquistadores españoles dejan evidencias de que existían pueblos divididos por barrios.

Culiacán era el principal de los poblados tahues, ubicado al poniente de donde se encuentra la actual capital del Estado de Sinaloa. Al contrario que en otros territorios de México, como en el altiplano de la zona central, los habitantes indígenas de este estado no construyeron grandes ciudades, estaban sujetos a las condiciones ecológicas que existían. Sus viviendas eran endebles y adaptadas a su medio, conocedores de las grandes crecidas de los ríos, por lo que podían cambiar de lugar según se presentaran las condiciones naturales. En el Estado de Sinaloa habitaron diversas tribus o grupos indígenas, entre las que destacan, además de los tahues, cahitas, pacaxes, acaxees, xiximes y totomares. Con estos últimos compartían una cierta relación cultural, fruto de la influencia entre vecinos, aunque los tahues los superaron en algunos aspectos.

Su organización política y social los situaba en distintos estratos. En Culiacán se sabe que existía un cacicazgo hereditario; su dominio se extendía sobre un gran número de aldeas y concentraba el poder político y económico. Así mismo tuvieron gobernantes que fueron caudillos militares, sin embargo, al igual que sus vecinos los totomares, sólo practicaban la guerra defensivamente, pues eran gente pacífica. El arco, la flecha con punta endurecida al fuego, el dardo arrojadizo con punta de obsidiana, la macana con navajas de obsidiana y el escudo de piel de lagarto eran sus armas de batalla.

No se conoce mucho sobre los rasgos culturales de este extinto grupo étnico, aunque se sabe que practicaban el juego de pelota, algo común en todos los pueblos mesoamericanos. Eran agricultores principalmente y entre sus cultivos estaban el maíz, frijol, calabaza, chile, algodón, guayaba y ciruela. También eran recolectores de frutos silvestres como la tuna, pitahaya y péchita o semilla de mezquite. Practicaban la pesca y obtenían gran variedad de pescados y mariscos de los ríos y la costa, que constituían una fuente importante en su alimentación. Del mismo modo, recolectaban sal de los depósitos naturales que se formaban en el litoral.

Hilaban y tejían el algodón con el que elaboraban mantas y otras prendas de vestir, estampados de vivos colores que teñían con plantas silvestres, como el índigo, abundante en la región. Su destreza en la cerámica los caracterizó como grandes alfareros de piezas domésticas bellamente decoradas y de gran resistencia al uso. En sus festividades tomaban unas bebidas que fabricaban mediante la fermentación de la tuna, la pitahaya y la ciruela, las que consumían generosamente en las celebraciones.